jueves, 14 de marzo de 2013

Quedan 87 días. Carrera Continua.

Segunda jornada seguida de running y en esta la sonrisa si que ha sido un invitado extraño, especialmente en el ultimo kilómetro. 


Hoy a priori era más "fácil": 15 km a ritmo constante e intentando mantener unas pulsaciones bajas. La mañana invitaba a correr. Las temperaturas habían subido algo (valiente mentira me dirán algunos) y parecía que las nubes iban a respetar. Por si acaso, malla larga y ¡a la calle!

Lo primero complicado ha sido domar las pulsaciones, todavía sigo en busca de ese ritmo o forma de correr que me permita no exceder los limites de la comodidad del corazón ( huy, que poético esto ultimo). Y entonces han llegado el frío, el viento, las señales que vuelan y la gente que corre de lado. ¡Menuda ventolera! Y por si me parecía insuficiente en el ultimo kilómetro en cuanto he llegado a las playas me ha recibido un ..... apocalípsis. Las olas, el salitre, el viente y el granizo se han aliado para joderme los últimos compases del entrenamiento. ¡Menuda locura! Hasta he llegado a pensar en hacerme un turbante con la sudadera para ver si volvía a casa con un ojo al menos.

Ahora, mientras os escribo, puedo dar fe de lo que implica hacerse estas kilometradas sin la costumbre conveniente. Una estupenda mezcla entre escozores, dolores y algún que otro musculo acortado. Lo mejor de   la sesión, la satisfacción de haber terminado "dignamente" y la ducha calentita más los estiramientos ya en casa. Un día de descanso para mañana (estiramientos casi obligados) y el fin de semana nos iremos por primera vez a los senderos.

Y píldora de motivación diaria


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