Como todos los miércoles, vuelta a la pelea de los intervalos.
Pero el miércoles estaba de muy buen humor. Un par de esperanzas a nivel laboral y un día de narices (sin viento y con un sol muy muy agradable) consiguieron que me olvidase de aquello de la paciencia, de mantener el cuerpo a raya con lo de las velocidades. Así que aquello de aguantar en la franja aeróbica se me "olvidó" y en cuanto llegue a la primera serie ¡flash! Un kilómetro por debajo de los 5 minutos. No es nada del otro mundo pero comparando con la semana pasada volé. Eso si, a la tarde reventado. Ya empiezo a tener el cuerpo acostumbrado a la baja revolución y en cuanto subo un poco de revoluciones lo pago.
Por lo menos esta vez se ven los cambios de ritmo en las gráficas y realmente siento que he hecho un trabajo de calidad. La semana pasada tenia la sensación de tener que frenarme en los tramos de intensidad y en los tramos de descanso todavía mas.
Regalo de miércoles, una pequeña explicación de la importancia de enseñarle al cuerpo a sacar energía de las grasas para no quedarse en el camino de las largas distancias.
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